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¡Pobre Paco! Así estamos cada vez que nos despertamos hasta que llenamos la tripita de leche. Pero tiene mucha paciencia con nosotros tan sólo tenemos dos días de vida.

– Se escucha un guau a lo lejos…

  • ¡Uy! Te tengo que dejar, mi mamá me llama, ¡me toca mamar!

Te espero en el próximo relato,

Zahara.

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